Chuso Ordi
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AZ (Sala Mas, noviembre 1994, Santa Coloma de Gramanet)

Las pinturas y objetos escultóricos de Chuso Ordi dan fe de la función comunicativa de la obra de arte, desde el momento en que se nos ofrecen como receptores y emisores de mensajes y señales. Las imágenes de este creador (con sus antenas parabólicas y satélites) hacen patente su deseo de atraer campos de energía hacia la obra de arte, para que ésta, como si de un repetidor se tratatra, los pueda enviar de vuelta a algún lugar más allá de la imaginación. La obra de Chuso Ordi se caracteriza por su capacidad, expresada a través de la metáfora tecnológica, para convertirse en canal de ideas y emociones: atraviesa las barreras de la cultura y el lenguaje, alcanzando más allá de los límites del objeto artístico.

Esta imagen de los poderes casi trascendentales de la tecnología no hace que la obra de este artista sea sublime ni excesiva. Esto es así gracias a la manera juguetona y humorísica en que Ordi nos presenta sus trabajos. Claramente deudor de la iconografía del pop art -un potencial susceptible de ser expandido en diferentes combinaciones y contextos-. Ordi consigue escapar de la sofisticación exagerada y ese deseo de "look" maduro que resulta tan típico del arte europeo del periodo heróico.

Ordi utiliza técnicas diversas para plasmar su imaginería: dibujos, rótulos, grafiti, posters, esculturas y combinaciones de objetos, máscaras de teatro que él aprovecha para crear diferentes personajes, cajas de luz y otros efectos lumíncos, fotografía y fotomontaje. En estas obras notaremos una tendencia que es propia de muchos jóvenes artistas españoles: la concepción de la obra de arte figurativa como un lugar de intensidad concentrada. La pintura como diana, que nos recuerda al pintor norteamericano Jasper Jhons. En sus dibujos, de formas claras y directas, a grandes brochazos en negro, Ordi llega a desarrollar un lenguaje que no es lejano al mundo del cómic y que contiene ecos de la estética naïf de Philip Guston. No obstante, esta adhesión de Chuso Ordi a las coordenadas psicológicas de la juventud, más que ser un gesto negligente, nos dice de su lealtad a una imaginación propia, fresca y viva

Jeffrey Swartz (comisario del ciclo y autor del texto, Barcelona 1994)